jueves, 24 de enero de 2008

¿Por qué es importante un buen desayuno?

Una buena provisión de energía al finalizar el ayuno nocturno condiciona el logro de una mayor capacidad de atención y rendimiento intelectual, además del desempeño en tareas físicas, particularmente en el caso de los niños y los estudiantes.

En febrero del 2005 se publicó un artículo en la prestigiosa revista médica American Journal of Clinical Nutrition, que refuerza la idea común de no omitir el desayuno. Esta publicación hace clara referencia a la importancia de esta primera comida matutina sobre la sensibilidad del organismo a la acción de la insulina y sobre el nivel de lípidos en sangre.

Los resultados de esta investigación, llevada a cabo en mujeres delgadas y no diabéticas, puede tener implicaciones aun mayores en personas con obesidad (portadoras de un cierto grado de resistencia a la insulina) y/o diabéticas.

Resulta interesante analizar los hallazgos del grupo de investigadores de Nottingham en el Reino Unido que estudiaron si el consumo o no del desayuno influía sobre el ingreso y el gasto energético, y los niveles de lípidos, glucosa e insulina circulantes en mujeres sanas.

En la investigación tomaron parte 10 mujeres sin sobrepeso que participaron en una prueba que consistió en 14 días, en consumir un desayuno diario, y luego de otras 2 semanas, transcurrir 14 días omitiendo esta primera comida diaria. En el período que incluía desayunos, las participantes consumieron cereales para desayuno con leche entera antes de las 8 a.m. y galletitas recubiertas con
chocolate como lunch entre las 10:30 y las 11 a.m.

En el período sin desayuno, las mujeres que participaron en el estudio consumieron las galletitas entre las 10:30 y las 11 a.m. y el cereal con leche entera entre las 12 y las 13:30 p.m. Durante el resto del día, en ambos periodos de estudio, se consumian otras 4 comidas a intervalos regulares registrando las ingestas completas durante 3 de los días de cada periodo. Al finalizar cada período de 14 días se efectuaron análisis de glucemia, lípidos e insulina en ayunas y luego de la comida de prueba.

El resultado de esta investigación demostró que la ingesta de energía fue significativamente menor durante el período en el que se llevó a cabo el desayuno mientras que le gasto energético fue similar; de esta forma se registró en un saldo calórico más beneficioso en el caso de las mujeres que desayunaron. Asimismo, tanto las concentraciones de colesterol total, colesterol "malo" (c-LDL), como de insulina, fueron mayores durante el período en el cual se omitió el desayuno.

Analizados en conjunto, estos hallazgos sí pueden ser aplicados a personas con sobrepeso, obesidad o Diabetes tipo 2, y podrían indicar que la supresión del desayuno, prática que cada vez se vuelve más frecuente en nuestra sociedad y desafortunadamente también entre nuestro niños, puede conducir a un incremento de peso y a una alteración en los niveles de colesterol y de glucemia.

Por este motivo, si a la importancia del desayuno sobre el rendimiento físico e intelectual le sumamos las ventajas respecto al funcionamiento metabólico, vemos a todas luces la importancia de no perder la sana costumbre de desayunar diariamente, aunque ello signifique de debamo acostarnos más temprano para levantarnos un poco antes.

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